quarta-feira, 29 de outubro de 2008

Mapa das Desigualdades Digitais 2007

A Ritla, o Instituto Sangari e o Ministério da Educação, publicaram o Mapa das Desigualdades Digitais 2007. A publicação pretende mapear as distâncias que separam os incluídos nos benefícios do mundo digital e os que estão excluídos, deixando de ter acesso às novas tecnologias de comunicação e informação. Por meio do conjunto sintético de indicadores, o estudo oferece um diagnóstico das diferenças de acesso às tecnologias digitais, existentes em cada estado e região. O Mapa é um estudo das desigualdades que confirmam um processo discriminatório de indivíduos não só dos benefícios digitais, mas também do conjunto dos benefícios sociais.

Para baiar o arquivo em PDF, clique no link abaixo:


Mapa das Desigualdades Digitais 2007

terça-feira, 28 de outubro de 2008

Seminário sobre Organização da Informação Digital

Pesquisadores, docentes e estudantes das áreas de informação, informática e comunicação se reunirão, no dia 4 de novembro, em Campinas (SP), para trocar experiências a respeito da organização e do tratamento da informação digital.

O Seminário sobre Organização da Informação Digital, que ocorrerá no auditório da Embrapa Informática Agropecuária, unidade da Empresa Brasileira de Pesquisa Agropecuária no interior paulista, abordará temas como preservação digital, arquitetura da informação, metadados geoespaciais, ferramentas para web e produção de conteúdo para TV digital.

Entre os palestrantes estão especialistas da Embrapa, Universidade Estadual de Campinas, Ministério do Meio Ambiente e Tribunal de Contas da União.

Mais informações: www.cnptia.embrapa.br/infodigital

Fonte: Fapesp

terça-feira, 21 de outubro de 2008

Evento

2º Simpósio da Associação Brasileira de Pesquisadores em Cibercultura

O 2º Simpósio da Associação Brasileira de Pesquisadores em Cibercultura (ABCiber) será realizado entre 10 e 13 de novembro na Pontifícia Universidade Católica de São Paulo (PUC-SP).

O objetivo do simpósio é discutir as relações entre tecnologias e redes digitais, cultura contemporânea e reorganização cotidiana do social, avaliando o estado atual da pesquisa desenvolvida no país nesse campo temático. O evento é organizado pelo Centro Interdisciplinar de Pesquisas em Comunicação e Cibercultura, do Programa de Estudos Pós-Graduados em Comunicação e Semiótica da PUC-SP.

Nos três primeiros dias, o simpósio terá sessões de trabalho acadêmicas e culturais seqüenciais, entre conferências, mesas-redondas e painéis temáticos. As mesas de conferência contemplam três pesquisadores convidados sob a mediação de participante com função facultativa de debatedor.

As mesas-redondas e os painéis temáticos contarão também com até três palestrantes, cujo artigo tenha sido selecionado pela comissão julgadora. A mediação será semelhante à das mesas de conferência. No último dia do evento haverá duas sessões de trabalho executivas e deliberativas, referentes à organização institucional e acadêmica da ABCiber.

Mais informações: www.cencib.org/simposioabciber

Fonte: Fapesp

segunda-feira, 20 de outubro de 2008

¿Reiventando la lectur@? Promesas y expectativas del e-book

Por: Toni Cambra González

1. Introducción: ¿qué es el Kindle?

El Amazon Kindle es un e-book o dispositivo portátil destinado al almacenamiento y lectura de libros en soporte digital. La historia de la lectura en formato electrónico o digital no comienza en cualquier caso con el Kindle, y se pueden rastrear antecedentes si uno se remonta incluso hasta 1971 con la creación del “Proyecto Gutenberg” a cargo de Michael Hart, en el cual se reservaba a los ordenadores el peculiar cometido de servir de repositorio para toda la producción cultural impresa existente en condiciones de acceso público. Desde entonces, se han sucedido múltiplas tentativas en la forma de formatos y tecnología capaces de acomodar la experiencia lectora a nuevos soportes, entre los que Internet y la Web han ocupado en lugar preponderante, al tiempo que se ha desarrollado una incesante actividad de mercados "subterráneos" para la difusión del e-book, en unos casos siendo éstos libros de dominio público o difíciles de encontrar, y en otros, bajo catálogos de libros no oficiales no autorizados sólo disponibles a través de la web.

Junto a la evolución de estos mercados, grandes editoriales y empresas tecnológicas han venido mostrando interés por este concepto, de manera que de un tiempo a esta parte se perciben intentos de homogeneización de formatos y diseño de modelos y software para el consumo masivo, unas veces a través de dispositivos en los que la posibilidad de lectura se ofrece como una prestación más (como en el caso de las PDA, los móviles o consolas de videojuegos), y en fechas más recientes, en la forma de dispositivos diseñados ad-hoc, como el "Sony Reader" o el caso que nos ocupa, el “Amazon Kindle”.

El Kindle, creado por el gigante de la distribución virtual “Amazon.com”, se puso en venta en Estados Unidos al precio de 399 dólares en Noviembre de 2007, agotando su primera oferta de ejemplares en el plazo de cinco horas y media, la cual no se ha visto ampliado hasta hace pocas semanas.

Resumamos en unas cuantas líneas las que serían las principales características técnicas que presenta este modelo:

# cuenta con una pantalla electrónica de alta definición de 600x800 píxels.
# la impresión en pantalla utiliza la llamada E-Ink o "tinta electrónica".
# los documentos son almacenados en un formato propiedad de Amazon llamado AZW.
# tiene acceso a Internet de manera gratuita a través del sistema de conexión denominado "Whispernet", que se apoya en su funcionamiento en el estándard de telecomunicaciones para la transmisión inalámbrico de datos a través de señales radio EVDO (Evolution-Data Optimized), usado actualmente para el acceso de banda ancha a Internet por parte de dispositivos móviles.
# su peso es de sólo 300 gramos y su batería tiene una autonomía de hasta 30 horas.
# posee una memoria interna de 256MB, 64MB de memoria RAM, y alberga un slot de expansión para tarjetas de hasta 4GB.

De tales características puede inferirse parte de la funcionalidad que provee: Kindle está concebido como un dispositivo de lectura, cuyas obras son adquiridas por medio de su descarga electrónica desde la web de Amazon, aprovechando su conectividad a la red desde cualquier lugar en que haya servicios de teléfonos celulares de la compañía Sprint, razón por la cual, en este momento, este producto no puede funcionar en países fuera de Estados Unidos. Dada su capacidad de memoria, posibilita el almacenamiento de hasta 200 libros, pese a que la compañía asegura que sus usuarios tendrán posibilidad de descargarse, por ahora, 90.000 títulos, además de acceso a periódicos de todo el mundo y blogs para todos los gustos.
Kindle se quiere como una mejora de la experiencia lectora: más allá del texto, el usuario dispondrá en su interfaz de diccionarios incorporados, mapas y callejeros que puedan serle útiles, además del control de aspectos físicos y sensoriales del mismo, regulando por ejemplo la iluminación variable de la pantalla y la posibilidad de adaptar los cuerpos de letra al gusto y la vista de cada cual. De acuerdo a las expectativas depositadas en su diseño, Kindle debe tanto preservar las sensaciones propias de la experiencia de lectura tradicional como aportarle ingredientes novedosos que lo hagan diferente.


2. Efectos e implicaciones en el comportamiento social

La irrupción de un artefacto como el Kindle introducen una serie de innovaciones que persiguen afectar a la experiencia de la lectura. Se trataría no sólo de replantear la actividad privada de un sujeto enfrentado a ciertos contenidos simbólicos fijados en un soporte textual (el libro) tal y como venimos entendiéndola, sino de redefinir el conjunto de prácticas sociales que caracterizan la relación del individuo con el mundo de la cultura impresa desde el momento preciso de la adquisición del libro en tanto que bien comercial.

En primer lugar, nos referiremos a los cambios que se operarían en la actividad de la lectura en si misma.

Si atendemos a las consideraciones Thompson (1998: 69-108), la irrupción de la imprenta es una de los factores que abren las puertas a la entrada en la modernidad, al posibilitar el inicio de la difusión estandarizado de formas simbólicas más allá de sus contextos de producción. El libro, como producto facturado industrialmente, se constituye así como el soporte que permite un acceso a todo tipo de conocimientos a través de una forma de experiencia, la lectura, que pese a no gozar de un alcance masivo en sus inicios, se va extendiendo paulatinamente más allá de su confinamiento a ciertos sectores de la población. La lectura se constituye como una experiencia solitaria, individual y subjetiva, al que ciertos autores han llegado a asociar con un tipo de pensamiento racional, lineal y predominantemente visual en lo sensorial, y que corre pareja, visto desde un punto de vista más general, a la orientación individualizadora en lo sociopolítico que encierra la deriva moderna (McLuhan, 1994).

En este sentido, sin dejar de poseer las atributos propios de la lectura tradicional, el Kindle parece alterar ésta en dos sentidos:

a) el "texto" desborda los límites simbólicos contenidos entre su primer y última página, para remitirse a la hipertextualidad propia del documento web que conocemos, al incorporar a la experiencia otras fuentes en principio externas al mismo. El acceso a diccionarios on-line, a los contenidos del Wikipedia, de ciertos blogs o a otras fuentes existentes en la web pueden extender la esfera de sentido en la que el texto se despliega, siendo la obra así, más abierta que nunca no sólo en lo formal, tal y como como lo querría Eco (1962), sino en términos interpretativos y de recepción.

b) si, como apuntábamos, la experiencia lectora se ha venido circunscribiendo mayormente al ámbito de lo individual y privado, con el Kindle ésta se busca que devenga compartida, ya que posibilita que los usuarios-lectores que mantienen una misma lectura (o diferentes) puedan mantener una interacción mediada. O dicho de otro modo, lo que aporta el libro electrónico como aspecto crucial es "conectividad", de manera que si leer tradicionalmente ha sido una actividad estrictamente privada (pese a que pudiera ser compartida en un segundo momento), ahora estaría a medio camino entre lo subjetivo y lo intersubjetivo. Al alterarse la naturaleza del proceso de lectura, ni el texto es ya inmanente (pues su contenido queda interpenetrado por el de otros textos), ni el lector ya autónomo (ya que tenderá a completar su experiencia con la de otros homólogos). Así, podemos atrevernos a concluir que la lectura deviene en cierto sentido una “actividad comunitaria”, en el que se acentúa el componente social y asociativo hasta entonces poco significativo. Como resultado, el proceso de búsqueda de sentido puede extenderse, más allá del tiempo de lectura de la obra y la consulta puntual de la valoración crítica especializada, a la interacción e intercambio con otros lectores y, porqué no, llegado el caso con el mismo autor1.

Por otro lado, observamos que con el e-book la dimensión objetual del libro desparece literalmente, para pasar a virtualizarse, y con él, las prácticas comerciales implicadas en su obtención. El libro pierde su condición de fetiche y con él todo un ritual de compra asociado a la experiencia inmediata que pasaba por acudir a un punto de venta (una librería, un gran almacén, etc.), hojear un volumen entre otros tantos en las estanterías y finalmente comprarlo (ritual que tendría continuidad en lo doméstico, pues el libro, como bien sabemos, goza de una presencia física en nuestras estanterías o en las de lugares públicos como las bibliotecas, donde es almacenado y resulta accesible). Con el Kindle, al virtualizar todo este proceso, se opera un cambio en las condiciones ontológicas no sólo del concepto mismo de "libro" sino también de las propiedades espacio-temporales del "lugar" donde veníamos adquiriéndolo2, y con ello nuestro comportamiento social y la experiencia global asociada a esta materia.


3. E-book y determinismo tecnológico

Lo que propone la línea abierta por un producto como el Kindle es, por tanto, una alteración tanto de la noción de "libro" como tal, como de la experiencia conjunta de la lectura y nuestro comportamiento asociado a la misma, que experimentaría un deslizamiento desde lo íntimo y individual hacia lo público y compartido, pero también, de manera crucial, en lo referente al conjunto de procesos de orden económico y comercial subyacentes a la misma. Análogamente a lo que viene aconteciendo en los dominios de la música y el desarrollo de software sin ir más lejos, observamos cómo la variación que induce una propuesta como la de Amazon en los procesos de creación, producción y distribución del libro perfila un escenario en el que la función de mediación ejercida por agentes tales como el editor o las entidades de gestión de derechos de autor implicará un reposicionamiento forzoso de los mismos, una reinvención como medida de ajuste a la nueva coyuntura, que puede tener en el peor de los casos la desaparición de estas figuras y en el mejor su conversión de acuerdo a la asunción de unos roles diferentes.

No obstante, cabría notar como toda proclamación de la defunción del libro como lo hemos conocido por efecto de la irrupción del e-book, encerraría cierto grado de determinismo tecnológico por el cual la aceptación social de este nuevo dispositivo resultaría aproblemática. Cierto es que, como Kerhove (2005) señala, se aprecia cierta tendencia en décadas recientes hacia lo que él denomina como "pantallalogía", término con el que viene a subrayar el lugar preferente que los dispositivos electrónicos (y aquí cita la “santísima trinidad” que, por orden de relevancia, la formaría el televisor, el ordenador y más recientemente el móvil) en el conjunto de nuestra actividad lectora diaria. En este sentido, el Kindle (y el e-book en tanto que categoría emergente) no haría sino redundar en este movimiento hacia la pantalla como interfaz omnipresente en detrimento aquí del libro como máximo (y visto así, obsoleto) exponente de la cultura impresa.

Es así como asumiendo de manera absoluta este hecho, estaríamos obviando las singularidades de este nuevo medio y dando por descontado la ausencia de toda resistencia o posible disconformidad en los procesos de recepción de un público unánime y uniforme en su deseo de cambiar inequívocamente sus dinámicas y prácticas de lectura. Estando el desarrollo tecnológico sujeto a una multiplicidad de factores de orden social que hacen imprevisible su deriva toda asunción de un posible "éxito" del e-book no queda actualmente en más que mera presunción3. En este sentido, son varios los aspectos que podrían apuntarse para relativizar su “incondicional” acogida.

El Kindle, por un lado, al ser una tecnología propiedad de Amazon, subordina la capacidad de maniobra y operatividad del dispositivo a los designios de la compañía, tanto en lo referente a la oferta puesta a disposición del lector-consumidor (tal fidelidad comercial no suele existir indefectiblemente en nuestra prácticas de consumo tradicionales, quedando voluntariamente a discreción personal en base a la diversa oferta disponible), pasando por el uso de las obras adquiridas (las ejemplares "virtuales" no habilitarían prácticas de segunda venta o préstamo) hasta restricciones en términos de interoperabilidad tanto con otros formatos estándar (por ejemplo, el popular "pdf") como en términos de conectividad con otras tecnologías inalámbricas (como es el caso del Wifi). Todo ello hace del Kindle una tecnología condenada a una suerte de cierto "aislamiento", en un tiempo que la tendencia dominante apunta en sentido contrario. Por tanto, cabe notar como el conjunto de restricciones de diverso signo podrían lastrar a esta tecnología pueda quizá jugar en su contra a largo plazo o dejar paso a otras similares que superen estas limitaciones4.

A lo anterior cabría añadir que el Kindle es un dispositivo que está permanentemente conectado y susceptible de estar recibiendo datos e información diversa constantemente, lo cual puede ser deseable, pero en ciertos casos un incómodo si consideramos que la experiencia de la lectura, para alcanzar la inmersión de conciencia que suscita, necesita de una concentración sostenida que quede a salvo de interrupciones o distracciones recurrentes.

Y más allá de todo lo anterior, nada sabemos a priori del futuro lector-usuario del e-book, de sus intereses como lector, de las condiciones espacio-temporales en que leería, de su posicionamiento social, etc. Esto puede llevarnos a pensar en un lector de este soporte, que sin ir más lejos, no fuera “el mismo” que el atraído por el soporte impreso tradicional.

No obstante, el Kindle pueden esgrimirse ciertos puntos que juegan a favor de esta propuesta. Por un lado, en la línea de lo ya apuntado, el Kindle, preservando los atributos básicos de la experiencia de la lectura tal y como la conocemos (la entrada subjetiva en un universo de sentido), introduce mejoras en la linea de hacer ésta más completa al poder ser completada y compartida con los otros.

En segundo lugar, en una época de creciente sensibilización medioambiental, y pese a reconocer que en cualquier caso el Kindle incurre en un cierto gasto energético, al paso del libro a una tecnología de este tipo acabaría con la dependencia de producción masiva de papel, insostenible a largo plazo (Levy, 2007).

En tercer lugar, el Kindle u otros futuros sucedáneos podrían tener un efecto positivo en términos de redistribución de las ganancias entre los actores del mundo de la cultura. Si el beneficio obtenido por cada venta se reparte, grosso modo, en una proporción de 30% para el librero, el distribuidor y el editor y 10% restante para el autor ... ¿qué pasará ahora? El autor, en ausencia de ciertos agentes presentes en la cadena de comercialización tradicional, podría llegar a tener mayor control sobre su obra y del beneficio derivado (Mantilla, 2007).

Por último, si la adquisición de una obra pasa de concebirse más que un proceso de transacción simple como una suscripción permanente a la misma, ésta podría estar sujeta a cambios constantes en el tiempo, desde la corrección de erratas, pasando por la adicción de capítulos o la reconfiguración formal plena, hasta posibilitar un "feedback" con el lector como parte integrante del proceso de creación, en la línea de “convergencia cultural” apuntada por Jenkins (2006).


4. Conclusiones

El Kindle representa una apuesta seria por una reinvención de la lectura como actividad a partir de una revisión del concepto mismo de “libro” como dispositivo o soporte en torno al cual ésta se constituye en tanto que conjunto de prácticas.

No obstante, el mismo término elegido para bautizar el producto por parte de Amazon – de origen inglés, “kindle” podría ser traducido como “prender” -, encierra cierta modestia e invita a una autocompresión del mismo no en tanto resultado final, sino más bien como una tecnología que no estaría aquí sino dando sus primeros pasos. Se nos parece sugerir, pues, que este modelo abre una horizonte cuya evolución y futuro todavía está por escribir.

Por el momento, quizá sea más prudente, desde una posición de cautela, augurar una prolongada coexistencia de ambos formatos, el "objeto-tradicional" y el "electrónico-virtual", ya que, como hemos sugerido, se inscriben y dotan de significado en un matriz de componentes sociales, prácticos y económicos que no son (ni tienen porqué llegar a ser) fácilmente intercambiables, y menos sustituibles.

Con todo, la naturaleza del e-book en su momento de desarrollo actual, necesita de una aproximación fenomenológica que indague en la experiencia particular y subjetiva del lector, que nos permita evaluar en suma en qué medida las expectativas que introduce operan un cambio sustancial en la experiencia lectora y sus prácticas individuales y sociales asociadas. ¿Seguiremos leyendo como lo hacíamos hasta ahora o realmente lo haremos de una nueva significativamente diferente tal y como el e-book nos lo sugiere?


5. Bibliografía

# Amazon Kindle. Wikipedia. [En línea: http://en.wikipedia.org/wiki/Amazon_Kindle]
# E-book. Wikipedia. [En línea: http://en.wikipedia.org/wiki/E-book]
# ECO, U. (1986 [1962]). “Obra abierta”. Barcelona: Ariel.
# KERKCHOVE, D. (2005). “Els biaixos de l’electricitat”. Lliçó inaugural del curs acadèmic 2005-2006de la UOC. Universitat Oberta de Catalunya
# JENKINS, H. (2006). “Convergence Culture: Where Old and New Media Collide. New York: New York University Press
# LEVY, S. (2007). “The Future of Reading”. Newsweek Magazine. [En línea: http://www.newsweek.com/id/70983/page/1]
# MANTILLA, J.R. (2007). “¿Estamos preparados para el Kindle?”. El País.com. [En línea: http://www.elpais.com/articulo/cultura/Estamos/preparados/Kindle/elpepicul/20071231elpepicul_1/Tes ]
# McLUHAN, M. (1994, [1967]). “Understanding the media”. Cambridge: MIT Press
# THOMPSON, J. (1998). “Los media y la modernidad”. Barcelona: Paidós.

terça-feira, 7 de outubro de 2008

Camelô de tecnologia ou um novo “negócio” de sucesso na rua

Por: Bruno José Rodrigues Durães

Introdução

O espaço tradicional das atividades informais de rua no Brasil foi e, de certo modo, ainda é historicamente marcado pela existência de um conjunto de práticas de trabalho e de tipos de sobrevivência próprios. Essas práticas de rua, ao longo de sua formação, foram constituindo e consolidando uma lógica própria de trabalho (no processo e nas relações de trabalho) que se manteve e, em certos casos, ainda se mantém avessa às práticas totalizantes ditas formais de trabalho da sociedade capitalista, ainda que estejam conectadas com a lógica mais geral do capitalismo, vivendo em conexão com o fluxo econômico geral do capital, principalmente via circulação de mercadorias.

A rua enquanto lócus secular de reprodução social foi relegada a uma gama de excluídos da sociedade regular, os quais encontraram apenas nessas atividades sua possibilidade de sobrevivência. Pode-se dizer que essas atividades de rua são anteriores à própria institucionalização do capitalismo, ainda mais se formos tratar da sociedade brasileira que teve em sua história a intensa participação de trabalhadores/as de rua na movimentação do comércio local, no período colonial. Havia uma parcela considerável de negros, mestiços e alguns brancos pobres exercendo diversos tipos de funções especializadas ou não-especializadas nas ruas das grandes cidades do país, como Salvador, Rio de Janeiro ou Recife – funções como a de carregador, ganhador/a, vendedor/a, quituteira, funilaria, carpintaria, etc. Isto já representava uma forma de trabalho de certo modo avançada para a época, ao inaugurar um tipo de trabalho livre, em plena sociedade escravista[1]. Contudo, apesar disso, não deixou de se constituir como formas de trabalho diretamente voltadas para sobrevivência e intensamente inferiorizadas.

O trabalho informal de rua no Brasil é, portanto, historicamente marcado pelas condições precárias e pelos baixos níveis de rendas auferidos, quase sempre representou trabalhos diretamente voltados para a sobrevivência imediata dos envolvidos, inclusive com o uso de técnicas e equipamentos rudimentares, bem como, composto por baixos custos e de fácil acesso, o que facilitava a entrada de novos/as trabalhadores/as. Contudo, nos últimos anos vem ocorrendo uma mudança neste cenário. Agora se percebem determinadas atividades, digamos, determinados “negócios” de rua, em que a lógica do ganho (o lucro) se torna muito mais evidente e de fato consegue-se um nível de renda maior nunca antes imaginado em tal espaço. Além disso, tais atividades passam a sofrer uma influência direta das práticas de trabalho do mundo regular/formal.

Pode-se afirmar que uma gama crescente de trabalhadores/as de rua está se inserindo de modo diferenciado, está encontrando ou já encontrou um porto mais seguro para sua reprodução social e mais que isso consegue agora melhorar suas condições de vida.

Hoje, existe um tipo de camelô, o qual denominamos provisoriamente de Camelô de Tecnologia[2], que consegue um nível de renda maior, compondo um processo de reconfiguração na informalidade de rua[3]. Nossa intenção aqui é justamente trazer à tona este tipo de camelô, bem como, identificar parte de suas complexidades internas.

Camelôs de Tecnologia ou um novo “negócio” de sucesso da rua

O camelô de tecnologia pode também ser denominado de elite das ruas, elite dos camelôs, são quase empresas de rua. Ocorrem mais predominantemente no eixo Sul e Sudeste. Compõem o segmento de rua que consegue maiores lucros, ligados à venda de produtos eletrônicos e de alta tecnologia, incorporando toda uma lógica e estilo[4] capitalista/formal de venda e de relações de trabalho, porém mantém-se no lugar por excelência das atividades tradicionais, a rua, inclusive convivendo lado a lado, vendedor tradicional e moderno[5], como na região do terminal central de ônibus de Campinas/Sp[6]. Isto é, formas historicamente precárias de trabalho, que eram o lócus do velho, hoje são também a expressão máxima do novo. Parece haver uma simbiose do velho com o novo, com maior participação do novo, consolidando uma configuração contraditória sem ser anacrônica[7]. Na verdade, essa questão carece de pesquisas empíricas e análises teóricas (mais profundas) para entender como se deu (e se dá) esse processo de reconfiguração do camelô de tecnologia. Saber, por exemplo, se esse processo realmente resulta apenas da entrada dos “novos-informais” (CACCIAMALI, 2000; FILGUEIRAS, DRUCK e AMARAL, 2000; LIMA, 2002; e SILVA, 2002), ou seja, de trabalhadores/as que perderam empregos formais e adentraram na informalidade (trabalhadores/as demitidos em processos de reestruturações), os quais trazem consigo um estilo capitalista de trabalho (um novo modus operandi) ou se decorre do tipo de produto comercializado, as mercadorias tecnológicas, que trazem consigo um estilo de venda próprio (uma carga simbólica), que terminou influenciando na forma de ser das atividades de rua (no nível de suas representações concretas de trabalho e de vida). Ou ainda, se foi um processo resultante de outras situações.

Esses trabalhadores (os camelôs de tecnologia) vendem produtos sofisticados como: computadores, máquinas fotográficas digitais, MP3/MP4/MP5, aparelhos de DVD, notebook, entre outros equipamentos eletrônicos[8]. Mesmo lotados na rua, valem-se de letreiros e propagandas (lay aut) com o nome dos boxes ou das bancas, como se fossem verdadeiras lojas formais – como a Dataplay, cujo slogan de sua estampa comercial é “Tudo com qualidade e garantia”, ou a Story´s Eletro & Informática, especializada em “Acessórios para informática, sons para carro e eletrônicos em geral”, ambas funcionando em boxes/bancas no terminal central de ônibus de Campinas –, utilizam-se de sacolas e cartões personalizados, atendimento especial e qualificado, subemprego. Possuem seguranças privados nas ruas. Enfim, seguem toda uma lógica e estilo próprio do sistema de trabalho formal de uma empresa capitalista.

Considerações finais

Diversos fatores históricos de trajetória social e de vida precária implicam em estar situado em determinada condição de vida, de trabalho, na rua, situado de determinada forma e não de outra. É como se o espaço de existência e de vida desses agentes sociais ficassem em alguns casos subsumidos[9] diante da força estrutural da sociedade que os constitui, sobrando pouco espaço para suas intervenções subjetivas e individuais no nível de sua inserção e reprodução social. Os espaços de sobrevivência já estão delineados, o que se faz é inventar ou reinventar formas de execução da atividade, mas as formas de trabalho ainda permanecem na rua, sem formalidade de trabalho, sem garantias e sem direitos. É como se seu campo de atuação já estivesse delimitado. Hoje, mais do que nunca, a trajetória seguida pelos indivíduos tende a implicar diretamente nas suas formas de inserção social, nos seus tipos de trabalho. O espaço de manobra possível é limitado. Isso para aqueles que conseguirem se encaixar ou serem encaixados nessas formas de trabalho, pois, pelo que se vê nas diversas prefeituras do país é uma intensificação da repressão e do controle sobre a entrada de novos trabalhadores de rua. O que antes (década de 70) funcionava como válvula de escape do desemprego, como setor de ajustes, hoje, constitui nas mais modernas portas de reafirmação do desemprego e do trabalho precário.

Essa é certamente uma grande questão da sociedade brasileira da atualidade, em pleno século XXI, a existência de uma informalidade de rua antiga, existente desde os tempos mais remotos de formação das cidades brasileiras, mas que hoje não funciona mais como um espaço de trabalho aberto, apto para equilibrar o desemprego no país. Na verdade, a informalidade de rua começa a exibir nítidas barreiras de acesso e, em certos casos, alguns níveis de qualificação para ingresso, como é o caso dos camelôs de tecnologia, que aparentam serem compostos por uma população mais instruída (maiores níveis educacionais e capacitação profissional mais elevada), além de todo um cabedal de conhecimentos sobre tecnologia que se tem que ter para comercializar estes tipos de produtos.

Esta é a nova face da informalidade de rua, que representa uma estreita conexão e imbricação com sofisticados elementos modernos, do mundo formal. Ocorre uma reordenação na antiga informalidade de rua, doravante nunca vista.

Os camelôs de tecnologia parecem estar inseridos diretamente dentro do processo de realização do capital (via circulação de mercadorias, funcionando como trabalhadores gratuitos[10], os quais contribuem para realização do capital, sem cobrar nada, nem obterem ganhos efetivos com essa função) e também está diretamente conectado com o mundo globalizado, ligados ao campo da tecnologia e da informática, via comercialização de produtos de diversas partes do mundo, como China, Coréia, Japão, etc. Esse tipo de comércio globalizado compõe o que Ribeiro denomina “globalização popular”, a qual significa: “(...) mercados populares e fluxos de comércios que são compostos, em grande medida, por gente do povo e não por representantes das elites (...), em geral, suas atividades são consideradas como ilegais, como ‘contrabando’”. (RIBEIRO, 2007: 07) [grifos nossos; tradução livre]. Dessa maneira, tal atividade se apresenta como um fenômeno por si só contraditório, o qual é ao mesmo tempo moderno por incorporar produtos e qualificações modernizantes e modernizadas, como também é tradicional por manter-se no lugar por excelência da informalidade, na rua, e por correlacionar práticas modernas com lógicas tradicionais peculiares à própria atividade de rua, como as formas típicas e singulares de atrair os clientes, via gritos ou exposição de mercadorias.

Esses camelôs, inclusive, mantêm uma de suas características principais, a saber, a existência na rua, sem pagamento de impostos pela circulação de mercadorias e sem carteira assinada. Portanto, por si só, essa acepção compõe um curioso paradoxo de aparência formal (modernizada) e essência informal (marcadas por práticas tradicionais). Mas, dentro do cenário da informalidade de rua, do universo dos camelôs, este grupo certamente representa um negócio de sucesso, isto é, é um tipo de atividade que muito provavelmente representa o topo da pirâmide do comércio de rua e deve funcionar como exemplo de um caminho bem sucedido para as práticas de rua, permitindo, assim, que muitos trabalhadores/as parem de migrar para outras atividades informais e até desistam de inserções formais, justamente por causa do bem estar advindo com a venda dos equipamentos tecnológicos. Mas, certamente, a ampliação deste tipo de camelô de tecnologia tem limite, seja dado pela própria atividade, seja por fatores externos (comércio formal, poder público, etc.). Acreditamos também que esse tipo de trabalhador funciona, por um lado, como um veículo de divulgação e inclusão de tecnologias e produtos sofisticados para uma parcela da população que historicamente estaria excluída dessas inovações, e, por outro lado, implica em uma expansão de ganhos para grandes empresas de desenvolvimento e produção desses equipamentos. Portanto, a rua termina compondo mais um cenário contraditório e complexo, em que ao mesmo tempo em que atende a uma demanda de melhoria de renda (e vida) dos/as próprios/as trabalhadores/as envolvidos/as, serve também diretamente como mais um espaço de expansão de ganhos e lucros para o capital tecnológico (grandes empresas de tecnologia), mesmo que seja um espaço ilegal, informal e subterrâneo.


Referências

CACCIAMALI, Maria Cristina. Globalização e processo de informalidade. In: Economia e Sociedade, Campinas: Unicamp. I.E., n. 14, jun. 2000. p. 152 – 174.

DURÃES, Bruno J. R. Trabalho de Rua em Salvador e sua contribuição para acumulação capitalista: o trabalhador gratuito. Temáticas, ano 13, n.º 25/26, IFCH/UNICAMP, p. 217 a 238, 2005.

______. Trabalhadores de rua de Salvador: Precários nos cantos do século XIX para os encantos e desencantos do século XXI. São Paulo: Dissertação de Mestrado em Sociologia, Unicamp, 2006.

FILGUEIRAS, Luiz A. M.; et al. O conceito de informalidade: problema ou solução? Salvador: Faculdade de Ciências Econômicas, 2000, (mimeo).

RIBEIRO, Gustavo Lins. El sistema mundial no-hegemônico y la globalização popular. Série Antropologia, DF, UNB, vol. 410, 2007.

LIMA, Jacob Carlos; SOARES, Maria José. Trabalho Flexível e Novo Informal. Salvador: Caderno do CRH, n.37, 2002, p.163-180.

SILVA, Luís Antônio Machado. Da informalidade à empregabilidade. Reorganizando a dominação no mundo do trabalho. Salvador: Caderno do CRH, n.37, 2002, p.81-109.

[1] Referente aos/as trabalhadores/as de rua de Salvador do final do século XIX, ver (DURÃES, 2006).

[2] Este tipo de camelô representa o objeto de estudo de minha tese de doutorado ainda em andamento no curso de Ciências Sociais, junto à Unicamp-Sp, intitulada “Camelô de Tecnologia” ou “Camelô Global” em Campinas/SP: uma nova configuração da informalidade?.

[3]Os comentários que fazemos aqui sobre os camelôs de tecnologia são frutos de observações diretas e conversas que fizemos junto a estes trabalhadores/as desde 2007 na cidade de Campinas-Sp.

[4] Essa denominação refere-se a uma mescla de influências típicas do capitalismo – incorporação de um certo estilo de trabalho que imita traços dos trabalhos formais, como no tocante a relações de assalariamento; possível separação capital-trabalho; uso de fardas, sacolas e cartões de visitas personalizados; adoção de pagamento via cartões de crédito e débito; uso de tecnologias de comunicação na rua, como telefone, fax e internet, entre outros artifícios, como ligar para clientela para ofertar lançamentos tecnológicos. Ainda assim, mantêm características singulares das atividades de rua, ligadas a inovação e criatividade.

[5] Incorporam toda uma lógica formal de trabalho de uma empresa, porém, é realizado na rua, sem registro de micro-empresa ou coisa do gênero, apenas com uma licença na prefeitura.

[6] O Terminal é divido em setores específicos, cada qual com tipos peculiares de vendedores/as. Desse modo, o pessoal de tecnologia fica em uma área própria, ainda assim, fazem fronteira com outros tipos de trabalhadores, havendo em alguns casos uma certa mistura de tipos de atividades. Outro exemplo desse tipo de atividade é o comércio popular da Uruguaiana no centro do Rio de Janeiro. Além dessas duas cidades, existem diversas outras que possuem tal tipo de camelô.

[7] Pois não estão fora de época. Na verdade, do ponto de vista do processo de trabalho é mais do que evidente que eles estão agora mais do que nunca de acordo com as formas de trabalho do mundo formal moderno/capitalista, vivenciando também possivelmente processos e mecanismos de incertezas e intensidade de trabalho.

[8] Não incluímos entre estes camelôs os vendedores de CD/DVD, pelo menos por duas razões: primeira, por representarem um fenômeno por demais generalizado no país, que agrega tanto trabalhadores regulamentados quanto desregulamentados (com pontos fixos e ambulantes), uns mais precários do que outros; e, a segunda, dá-se pelo fato desses trabalhadores de CD/DVD venderem produtos diferenciados dos camelôs de tecnologia, pois ofertam produtos com baixo valor agregado, produtos mais baratos, com uma carga negativa maior, pois lidam com falsidade ideológica, contravenção, além disso, certamente possuem níveis de renda diferenciados.

[9] Mais do que subordinados, estão constituídos por uma determinada lógica estruturadora das práticas sociais.

[10] Sobre os trabalhadores gratuitos ver: (DURÃES, 2005).

Fonte Original: http://www.espacoacademico.com.br/089/89duraes.htm

domingo, 5 de outubro de 2008

Delegado: crimes virtuais só tendem a crescer

Por: Daniel Gonçalves

Crimes que antes eram cometidos por métodos "convencionais", como o uso da força, estão migrando cada vez mais para o meio digital e "sendo praticados com o uso da Internet", de acordo com o titular da Delegacia de Repressão aos Crimes de Informática do Rio de Janeiro, Fernando Vila Pouca de Souza. Segundo ele, a legislação, as forças policiais e as empresas de Internet precisam estar constantemente em evolução para conseguir acompanhar a agilidade com que os criminosos virtuais se atualizam.

Segundo ele, o aumento desses crimes é uma tendência natural com o avanço da inclusão digital no Brasil. De acordo com ele, a velocidade do mundo virtual exige que o ritmo de reação dos órgãos incumbidos de reprimir a criminalidade seja maior. "Nós temos que nos preparar, para a polícia e o Estado acompanharem a evolução desses crimes e reprimi-los. Essa é principal questão."

Vila Pouca defende ainda o projeto de lei que tipifica os crimes cometidos pela Internet. Aprovada com alterações pelo Senado em julho, a matéria voltou para a Câmara dos Deputados para aprovação das mudanças. Para o delegado, é fundamental que o País tenha uma legislação específica para combater esses delitos.

Conforme o novo texto, é considerado crime divulgar ou manter arquivos com material pornográfico contendo imagens e outras informações envolvendo crianças e adolescentes; criar e disseminar vírus, falsificar dados eletrônicos ou documentos públicos e particulares; praticar o estelionato; capturar senhas de usuários do comércio eletrônico; e divulgar imagens de caráter privativo.

O delegado, que há menos de dois meses assumiu a Delegacia de Repressão aos Crimes de Informática, disse ainda que haverá uma reformulação na infra-estrutura da DP, com mais "material humano" e mudança de endereço. Atualmente, a delegacia divide espaço com a 6º DP (Cidade Nova).

O novo local ainda não foi escolhido, mas já foi entregue a chefia da Polícia Civil a sugestão de construir um laboratório de análise de equipamentos de informática. "Vai fundamentalmente auxiliar a perícia, em razão da apreensão de equipamentos de informática, para que possamos fazer a leitura desses dados."

A população pode comunicar ocorrências e realizar denúncias, identificando-se ou não, através da delegacia virtual, pelo endereço www.delegaciavirtual.rj.gov.br.

Fonte: http://noticias.terra.com.br/brasil/interna/0,,OI3213080-EI5030,00-Delegado+crimes+virtuais+so+tendem+a+crescer.html

quinta-feira, 2 de outubro de 2008

Universo interativo

Por: Thiago Romero

Uma nave que leva até 22 pessoas pelo espaço em uma missão de resgate a uma civilização ameaçada. Inaugurada recentemente no Parque de Ciência e Tecnologia (Cientec), na capital paulista, a proposta da Nave Mário Schenberg é ensinar, principalmente a alunos do ensino fundamental, ciência de forma lúdica e divertida.

Trata-se de um jogo de realidade virtual que promove, por meio da imersão e interatividade, a aprendizagem com a resolução de uma série de problemas propostos. Seus resultados determinarão o sucesso da missão, que se resume no salvamento dos habitantes de um planeta fictício, nomeado Tectractys, ameaçado pela explosão de seu sol.

A iniciativa é uma parceria do Cientec, órgão da Pró-Reitoria de Cultura e Extensão Universitária da Universidade de São Paulo (USP), e do Laboratório de Sistemas Integráveis (LSI) da Escola Politécnica da USP, com o apoio de seu braço tecnológico, o Laboratório de Sistemas Integráveis Tecnológico (LSI-TEC).

Na aventura o Universo é projetado em três dimensões e a nave passa virtualmente por planetas como Marte e Júpiter, além de enfrentar obstáculos como uma chuva de asteróides. Divididos em grupos que se responsabilizam por tarefas como o próprio comando da nave, a geração de energia e a escolha do trajeto, os alunos aprendem conceitos de disciplinas como física, matemática, engenharia e astronomia.

“Um dos destaques do projeto é que todo o trabalho, desde a sua concepção até a criação dos softwares e a instalação dos equipamentos, foi desenvolvido com tecnologias nacionais por uma equipe totalmente multidisciplinar”, disse Irene Karaguilla Ficheman, gerente de pesquisa e desenvolvimento do projeto da nave, à Agência FAPESP.

“Para a projeção dos conteúdos nos telões, utilizamos um banco de dados com informações e modelos em 3D dos planetas. Além disso, criamos na USP todo o roteiro de estudo, a cenografia, os efeitos sonoros e todos os personagens virtuais que se comunicam com os tripulantes”, conta Irene, que é pesquisadora do Núcleo de Aprendizagem, Trabalho e Entretenimento (Nate) do LSI. O projeto demorou dois anos para ser concluído.

Os visitantes têm acesso a uma sala de projeção que simula a cabine de controle da nave. No local, um telão permite visualizar o espaço durante todo o trajeto e uma série de botões possibilita o comando da navegação, incluindo o controle da quantidade de combustível e da velocidade da nave.

A decolagem no início da aventura (que dura ao todo cerca de 35 minutos) é mostrada em um telão no qual aparecem detalhes da cidade de São Paulo, que vai sumindo aos poucos até a chegada da nave ao espaço. “Os alunos têm ficado muito entusiasmados e envolvidos com a proposta, que é extremamente inovadora. A aventura tem até efeitos de fumaça e contagem regressiva”, contou Irene.

“O grande objetivo pedagógico do projeto é despertar a curiosidade e o interesse dos alunos para temas como a influência da força da gravidade na trajetória de uma nave, levando em conta que em pouco mais de meia hora não é possível aprofundar esse tipo de assunto. A idéia é que as crianças saiam da nave com mais perguntas do que respostas”, explicou.

O nome do simulador é uma homenagem ao físico brasileiro Mário Schenberg (1914-1990), considerado por Albert Einstein um dos mais importantes de sua época. A proposta também inclui a exibição de um vídeo sobre Schenberg, que na década de 1950 dirigiu o Departamento de Física da então Faculdade de Filosofia, Ciências e Letras da USP, e outro sobre o astronauta Marcos Pontes, que oferece ao público noções de gravidade.

A nave foi projetada e construída por profissionais de engenharia eletrônica, programação, design, música e artes plásticas. O projeto teve apoio financeiro da própria USP, da Fundação Vitae, da Financiadora de Estudos e Projetos (Finep) e do Conselho Nacional de Desenvolvimento Científico e Tecnológico (CNPq).

Os coordenadores gerais são os professores Marcelo Knörich Zuffo e Roseli de Deus Lopes, ambos do Departamento de Engenharia de Sistemas Eletrônicos da Poli, e Marta Silvia Maria Mantovani, do Instituto de Astronomia, Geofísica e Ciências Atmosféricas da USP.

O Parque de Ciência e Tecnologia da USP fica na avenida Miguel Stéfano, nº 4.200, no bairro da Água Funda, em São Paulo. A entrada para a Nave Mário Schenberg é franca, sendo necessário o agendamento prévio.

Mais informações: www.parquecientec.usp.br ou telefone (11) 5077-6312.

Fonte: Agência FAPESP